domingo, 16 de diciembre de 2012

Midnite dynamos


Tras su gran álbum de 1979, el grupo editó esta otra espléndida obra, con la que empezaba a descender la cumbre, pero lo cierto es que resulta difícil decir cuál es mejor de los dos. Si me decido por el anterior, es porque en este inician lo que yo llamo su manierismo, es decir, su alambicamiento, estirando el rock´n´roll en busca de nuevos hallazgos entre los estilos aledaños. Algunos de esos ejercicios manieristas son deliciosos, sin embargo, y pienso en Sweet Lolita, Jelly Roll o Stranger in Nevada. Una vez más lo que se extrajo como single (Midnite dynamos, When you ask about love) es lo que menos me atrae.

La riqueza de instrumentación es notable y la interpretación, como siempre, al máximo nivel. Además, el grupo incluyó un nuevo miembro, el guitarrista y violinista Dick Callan, con lo que se convirtieron en sexteto. Gordon Scott empieza a hacer la competencia a GrahamFenton en la voz solista, en concreto en Marie Marie, estupenda versión melódica del original de Dave Alvin. Y lo hace muy bien por cierto.

Hay una nueva edición de 2010 que incluye nuevas piezas, entre ellas la segunda versión de Love is going out of fashion, que suprime la parte recitada y deja oír mejor el solo de guitarra. Buena decisión.

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sábado, 8 de diciembre de 2012

Riders in the sky


En aquellos primeros 80, me hice con una casete editada por uno de esos sellos de, digamos, serie B, Doblón se llamaba, donde aparecía lo mejor del rockabilly británico del momento: Shakin Stevens, Flying Saucers, Freddie Fingers Lee... Había dos piezas de Matchbox, pero el cantante no se parecía a Graham Fenton. ¿Me han timado? Por lo demás, aquello sonaba a Matchbox, y ninguno de los dos temas (Make like rock and roll y Washing machine boogie) lo tenía fichado.

La solución vino poco más tarde, cuando encontré el LP Riders in the sky, de 1976. Por entonces la formación era: Bloomfield, Poke, Bob Burgos (batería), Rusty Lupton (piano) y Wiffle Smith (voz). Como la voz de este era más bien ratonera, me pregunté cómo se habrían atrevido con un It´s only make believe, que tan bien cantaba Robert Gordon. Bueno, pues el tal Wiffle llegaba, aunque la versión quede muy por debajo de la de aquel.

Es un disco tres años anterior a su gran despegue y que debió de pasar sin pena ni gloria, pero enormemente atractivo. Empieza con el tema de Carl Perkins que dio nombre al grupo, algo ralentizado, y sigue una gran colección de canciones que culminan en ese estándar, Riders in the sky, que debía de encantar a Bloomfield porque en Midnight dynamos hizo algo parecido pero de su cosecha (Stranger in Nevada). Sonido de línea clara, como siempre, con sorpresas como ese Steelabilly donde la steel, como indica su título, es instrumento solista, con un piano muy honky tonk dándole la réplica.

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sábado, 17 de noviembre de 2012

Flying colours


Aunque Flying colours (1981) marca el inicio de la decadencia de Matchbox en cuanto al favor del público, me parece un álbum bastante estimable. Tal vez fue el punto más alto de lo que yo llamo el manierismo de la banda, es decir, su progresivo abandono del puro rock´n´roll para diluirlo en un country-rock-pop-loquesea. Con todo, mantiene siempre un inconfundible sabor a Matchbox. En este disco, además, Graham Fenton cede la voz cantante en varios cortes, en concreto a Gordon Scott en Lonestar dreamer, 24 hours y I wish that I had never said hello y a Steve Bloomfield en Angels on sunday y Arabella´s on her way. Daba la impresión de que Bloomfield no sabía ya por dónde tirar. De hecho, tanto él como Fred Poke abandonaron la formación en el siguiente disco.

Curiosamente, las piezas que se extrajeron como single me parecen lo peor del disco, junto con esa ocurrencia titulada Whiplash. Hablo de Babes in the wood, un rock´n´roll original de Bloomfield, y Love´s made a fool of you, versión de Buddy Holly. Por lo demás, el nivel musical sigue siendo excelente.


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viernes, 9 de noviembre de 2012

La esencia

Cuando digo que Matchbox es El rockabilly, lo hago con el convencimiento de que ningún otro intérprete o banda ha llevado este género a tan alta perfección. Y a la vez con la humildad que mis escasos conocimientos musicales requieren. A falta de vocabulario técnico, para definir su estilo tendría que acudir a términos propios de los anuncios de coches: elegancia, acabado... Habrá quien prefiera un rockabilly bronco, primitivo, estilo Feathers o Burgess. No se lo reprocho. Por mi parte creo que Bloomfield y compañía no pierden nada de la bravura inherente al género mientras se preocupan por pulir al máximo su sonido. Es como su vestuario y su puesta en escena. Es, por decirlo en términos Ford, rockabilly Ghia.

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